Entre el Islam y la astrología se han producido numerosos acercamientos y desencuentros a lo largo de la Historia. El Islam se produjo en un contexto cultural muy variado. En el árabe preislámico coexistían numerosos cultos diferentes, muchos de ellos con una clara orientación astral. La luna y el calendario lunar han quedado en el Islam como signos distintivos y el resurgimiento de la Astrología durante los siglos medievales se produjo gracias al interés que mostraron hacia esta antigua ciencia los intelectuales y los políticos musulmanes.
En el Corán no podemos encontrar ninguna alusión clara ni a su condena ni a su aceptación por lo que desde el principio los dirigentes islámicos tomaron una actitud neutral hacia ella.
Se sabe que los sabeos de Arrán practicaban un culto astral centrado en La Luna cuando
fueron absorbidos en el imperio musulmán, sin embargo lograron la protección de su culto por parte del Califa de Damasco (Omeya).
Ruinas de Bilquis (Reino de Saba)
Modernamente la astrología ha sido condenada por dirigentes religiosos islámicos basándose en citas del Corán poco explicitas y sobre todo basándose en una interpretación excesivamente estrecha de lo que es en realidad la astrología. En este aspecto no se diferencian en nada de la condena que actualmente hace la Iglesia Católica.
A diferencia del Cristianismo, el Islam es una religión completamente histórica, desde sus personajes principales, como es el propio Mahoma, hasta su doctrina. De Mahoma no hay ninguna duda sobre su historicidad, no así de ciertos pasajes milagrosos de su biografía que más bien hay que entenderlos como alegorías doctrinales o piadosas. En conjunto la vida y la doctrina de Mahoma es claramente histórica y por tanto debería resultar relativamente sencillo opinar sobre aquellos aspectos que aquí nos interesan.
Varias corrientes religiosas pre-islámicas, algunas de carácter gnóstico, los maniqueos y algunas comunidades persas, aceptaban la astrología. Entre estas comunidades, los “sabeos”, que se piensa que descendían del fabuloso reino de Saba y de quien se dice que tenían relación , aunque no muy bien conocida con el reino de los nabateos que figuran en algunas historias bíblicas, practicaban un culto de carácter lunar y eran muy versados en astrología.
En la ciudad de Harrán en el norte de Mesopotamia tenían un centro de cierta importancia dedicado a ese culto astral: el famoso templo de Sin (La Luna ) de Harrán era su centro de culto mas importante). Esta región fue conquistada por las tropas árabes en el año 639 y el culto fue inmediatamente puesto en tela de juicio por los conquistadores. Como es bien sabido, Mahoma había predicado la protección de los cultos centrados en el “libro”, la Biblia , y por tanto no debían ser perseguidos ni cristianos ni judíos, tan solo se perseguía a los paganos, pues el Islam no les reconocía esa protección.
Los sabeos consiguieron la extensión de esa protección a su culto basándose a que en el Corán se les menciona expresamente como parte de las comunidades del “libro” así que las nuevas autoridades musulmanas accedieron a que pudieran abrir de nueva el templo y siguieran practicando el culto. Harrán es la ciudad de donde salio Abraham en su viaje y también es conocida la cita bíblica en relación a esta patriarca, pues en el texto religioso se dice que fue Abrahán quien enseño la astrología a los judíos.
Los sabeos disfrutaron de protección en el Islam durante varios siglos y pudieron continuar sus estudios y trasmitir sin inconvenientes los conocimientos alejandrinos y mesopotámicos a generaciones futuras. A través de estos astrólogos se trasmitieron conocimientos, de filosofía neoplatónica, magia y astrología, tal como se practicaban en Alejandría y en las ciudades cultas mesopotámicas de principios de nuestra era.
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